Luis Vea-En este libro (Greatest tweets. Aforismos (y otros ritmos afro)) has decidido publicar aforismos y otros
textos breves. ¿De qué forma te planteas la escritura de estos textos breves en
relación a tus textos poéticos?
José Icaria-La clave creo
que está en dos puntos: por un lado, la rapidez con la que se han estado produciendo
toda una serie de acontecimientos durante estos últimos años, que, para
resumir, nos han retrotraído (por más que se empeñen en hablar de las
reacciones decimonónicas a sus
políticas “de austeridad”) al capitalismo previo a la segunda guerra mundial,
es decir, a un capitalismo no redistributivo; por otro, la sospecha de que no
se podía forzar más la poesía sin riesgo de que se rompiera en nuestras manos,
y se volviera un objeto inocuo o bien, carente de posibilidades artísticas.
Para mí, un texto cuasi-periodístico que simplemente trocea los textos en
estrofas, como cortados por el cuchillo de un aspirante a master-chef, estaría
en el límite.
Por mi parte, y para estas ocasiones, preferí
pasarme al aforismo, el microcuento, etc., como una forma más útil, desde mi
propia experiencia, de armarme (literariamente) frente a la realidad. Y
entonces, es cierto, se produjo la siguiente pregunta: ¿es lícito hibridar,
forzar el aforismo? No lo sé, los géneros están ahí para usarlos, no creo que
hayan de ser sagrados, todo depende de las posibilidades que ofrezcan o del
jugo que les sepa sacar el autor, en relación al fin que persigue.
De manera que respondiendo de forma
concreta a la pregunta, estos aforismos (especialmente los dedicados a los temas
sociales, ¡aunque cuidado!, no son los únicos que escribo), se relacionan con
el resto de mi poesía “social” como las (aprovecharé un símil relacionado con
la edición de imágenes) diferentes herramientas que sirven para recortar una
imagen del fondo: unas son más adecuadas para seleccionar algunos elementos,
mientras que otras lo son para aislar otros elementos.
Aunque, como decía, este no es el único
tipo de aforismos que escribo; también hay algunos de corte “metafísico”,
otros, de reflexión sobre la poesía que-se-hace-hoy, la condición humana, etc.
Por último, y como indico en el prólogo,
el aforismo es también una forma de reacción a la lectura internáutica, surgida
de las nuevas tecnologías: una lectura hiperconectada, pero superficial. El
aforismo pretende detener, por un instante, la corriente de pensamiento, para
intentar inducir el estado de concentración propio de la lectura heredera de
Gutenberg. Como sabes, un buen número de esos aforismos han sido vertidos,
previamente, a las redes. Sin la pretensión de que llegaran a convertirse en
“trending topic”: eso sería, probablemente, sospechoso…
Una cosa más: nunca escribiría un libro
“de aforismos”, es decir, exclusivamente bajo esa premisa (creo que te estoy
dando un titular); si escribo aforismos es porque se han convertido en
herramientas útiles de creación y de interpretación de la realidad. Una vez
más, conviene no detenerse en el dedo
que apunta el cielo…
L.V-¿Piensas que estos escritos breves abordan los mismos
temas que tus escritos poéticos?
J.I-En realidad
sí, aunque como ya he explicado, se trata de herramientas diferentes con las
que persigo también diferentes propósitos. Es conveniente recordar que no sólo
escribo poesía social, sino también otro tipo de poesía, en fin, no estrictamente
social. Uno simplemente escribe, o mejor dicho, se deja escribir –no puede
evitarlo– por los acontecimientos, pero también por las percepciones,
reflexiones, ¡presagios!, etc. Como dije, el aforismo permite calibrar con
mucha precisión un aspecto concreto. Y a veces, produce también una gran
satisfacción: como cuando uno tiene la impresión de haber capturado, siquiera,
por un instante, esa fugaz mariposa. Aunque después sólo deje polvo entre las
manos… Por otro lado, me permite administrar, con bastante comodidad, una
cierta visión humorística de las cosas –que ya sabes que es marca de la casa–,
e incidir en la paradoja. Para mí, la paradoja es un recurso básico en la creación
de aforismos, puesto que prefiero lanzar ideas que ayuden a desestructurar la
mente a enunciar axiomas...
L.V-¿Eres de los que piensas que la escritura tiene un
propósito, un fin, o más bien es una forma de creación o de arte, con valor en
sí misma?
J.I-Creo que la
escritura tiene múltiples propósitos, múltiples fines (con uno mismo, en primer
lugar, con el objeto artístico, o artesanal, con aquellxs con lxs que se
comparte, etc.), y a la vez, tiene un valor en sí misma, que la puede hacer
perfectamente “innecesaria”, en el sentido mercantil del término (las cosas
innecesarias son precisamente las más valiosas, que decía un performer que pasó
por los Bio-Lentos, adelantándose a Nuccio Ordine).
Creo que en el fondo, lo importante es
siempre en qué medida logra el autor o autora conseguir sus objetivos, éticos o
estéticos, conmover, concienciar a lxs lectorxs. En mi caso no sé escribir “por
encargo”, pero sí puedo dejar macerar las ideas, documentarme, etc., hasta que
consigo reunir las piezas que necesito (hablamos de creaciones que exigen un
cierto proceso). De todas formas, no me siento a escribir si no siento que lo
que quiero escribir está vibrando en mi interior y, de alguna manera, listo
para nacer (eso que algunxs llaman “inspiración”).
L.V-Como parte del grupo Los Bio-lentos, ¿cuál es tu
aportación al mismo? ¿Qué crees que te aporta formar parte de un grupo poético?
J.I-Los
Bio-lentos es un grupo de poetas que funciona de forma totalmente horizontal.
Mi aportación es la misma que la del resto de poetas que lo componen: mi
poesía, mis performances, monólogos, las ideas respecto a la forma de organizar
los actos (en realidad todos se desarrollan de una forma muy similar: rondas de
poemas en que participamos todxs lxs poetas, intentando mantener el mayor
dinamismo posible, es decir, no hay vedettes y recitamos sólo un poema o realizamos una performance por tanda), mis
ideas sobre cómo incorporar novedades a los recitales, coordinarme con los
colectivos o la gente interesada en que vayamos a recitar a sus espacios,
reivindicaciones, etc.
Si hay una esencia de mi forma de recitar
o actuar que se incorpora a los recitales no lo sé. Sé que compartimos una
forma de hacer muy concreta: la crítica social, la reflexión, el sentido del
humor, la irreverencia. La crítica al poder y la defensa del apoyo mutuo y la
solidaridad son puntos indiscutibles de confluencia. Por otro lado, cada unx
puede hacer lo que le venga en gana, que, como dijo Lucio Urtubia, por algo
somos anarquistas (o acratillas).
Formar parte de este grupo es de las
mejores cosas que me han sucedido en la vida. He conocido un montón de gente,
de lugares maravillosxs. He vivido instantes de gozo ilimitado. Hemos
funcionado siempre –como ya dije– de manera horizontal, sin líderes; tampoco
habríamos aceptado ir a cualquier sitio (aunque también nos gusta ir a lugares
donde previsiblemente seremos abucheados, pero eso no suele suceder: a veces,
como mucho, logramos dispersar a la gente mejor que los antidisturbios); no le
debemos nada a nadie, o mejor dicho, al contrario, todo se lo debemos a la
gente, que hace posible el sueño, del que también, por supuesto, forman
parte.
L.V-Bio-lentos tiene como propósito llevar la poesía a
aquellos lugares donde normalmente no llega la poesía. ¿Crees que lo habéis
conseguido? ¿Cuál es tu experiencia a lo largo de este tiempo?
J.I-Así es, tal
como señalamos en nuestro manifiesto (pero no hacía falta, porque para nosotros
era casi una necesidad básica). Para mí sería muy aburrido recitar poesía si no
estuviésemos en contacto directo con la calle. La verdad es que los ambientes
poéticos me parecían un tanto endogámicos, y al cabo del tiempo, llegaban a
saturarme. De hecho, he desaparecido durante largos períodos, a causa del
hastío. Bio-Lentos en cambio consigue trasladar, sin ninguna dificultad, la
poesía a todo tipo de no-escenarios: urbanos, rurales, subterráneos (también
recitamos en el metro, que es uno de los fetiches acostumbrados de lxs poetas),
etc.
Una característica específica de los
Bio-Lentos es que no presentamos libros, aunque también los escribimos, y
organizamos alguna presentación, en su caso. Pero el grueso de nuestras
actuaciones no tienen otra finalidad que la de compartir nuestra poesía con el
colectivo, el espacio donde hayamos sido invitados, y en cada caso escogemos
los poemas que leeremos en función de nuestra intuición del momento.
La experiencia, como ya te explicaba un
poco en la otra respuesta, ha sido muy positiva. Excepcional. Nos hemos sentido
tan contentos como Lorca, con su Barraca…
L.V-Con Bio-lentos has participado en Voces del Extremo.
¿Qué experiencia te llevaste? ¿Te consideras parte de la corriente poética de
la poesía de la conciencia crítica?
J.I-En general,
muy positiva, claro, conocimos gente afín y encarnamos a quienes sólo
conocíamos por el nombre, a través de redes sociales. Hicimos muchos amigos y
establecimos vínculos con algunas de las personas que visitaron ese año Voces
del Extremo y consideramos especialmente próximas a nuestro modo de hacer, como
Ángel Calle, David Trashumante o Zapico, a quien ya conocíamos. Personalmente,
tengo un trato especial con Antonio Orihuela, de hecho creo que algunos
enfoques de algunos de nuestros poemas son, a menudo similares, como en lo
referente a la clase media o a la falta de conciencia de la (¿desaparecida?)
clase obrera. Hace poco estuvo en Barcelona, con el Niño de Elche, presentando
su “Cantes Tóxicos”, una experiencia abrumadora, el triple impacto de los
versos, las imágenes y la rotunda voz flamenca. Después le escribí confesando
que, no sólo me había gustado el espectáculo, sino que además me había
inspirado, para unir, en mi caso, ambas experiencias, la poesía y la imagen,
añadiendo un vídeo, “Poornie’s”, que ya había realizado hace tiempo, aunque
sigue siendo plenamente vigente. Por ahora, he recibido críticas positivas y la
experiencia de la presentación fue muy positiva.
Creo que comparto, en efecto, muchos
de los planteamientos de esa corriente,
aunque también es verdad que yo me incorporo con cierta diferencia temporal.
Mis poemas arrancan con la última “época de bonanza” y, de hecho, anticipan el
descalabro que se nos venía encima. He usado a menudo, artificios
extraliterarios basados en las nuevas tecnologías, como las “webs hacqueadas en
diferido” (que jamás han sido tomadas demasiado en serio, a pesar de que he
podido tener más de diez mil visitas en una sola noche, como en el poema “El discurso del Rey”, mientras este leía su discurso de
navidad, la nochebuena del 2012), u otros recursos basados en el “fake”, como “J. Icaria denuncia la corrupción con
un sobre visible desde el aire”: poesía, performance. En realidad es un fake en toda
regla. Pero, como digo, esos recursos, aunque plenamente integrados en el
espacio creado por las cacareadas nuevas tecnologías, no parecen contar
demasiado, desconozco un poco la razón.
Por último, hablando de, quizá, una de las últimas hipóstasis, en la antología “Disidentes”, parece en principio clara la idea programática, en la que hay unas figuras (no intento restar mérito a la poesía o la trayectoria de algunxs de esxs figuras, sino simplemente cuestiono esa idea programática, habitual en el fenómeno “antología”), y el resto parecemos, como en los castellers, integrando una nutrida base y haciendo piña para auparlos. Sin embargo, la analogía con el término catalán no parece muy indicada, puesto que la editorial, al menos eso ha manifestado el coordinador, no tiene previsto pasar por Barcelona. No sé si esto ocurrirá con otras “periferias”, si así fuera, creo que sería oportuno revisar el concepto. Creo que merecería la pena aunque sólo fuera por Barcelona, donde hay tanta buena poesía, comprometida y no comprometida. Pero seguramente no debemos ser los únicos. Sinceramente pienso que, ignorar la labor de los Bio-Lentos –que es el colectivo que, es lógico, mejor conozco– como parte integrante de la poesía comprometida, es como mínimo arbitrario: se puede observar en nuestra página el volumen de recitales que llevamos a cabo (hay semanas en que hacemos dos y hasta tres). Eso sí, como ya dije antes, nuestro principal objetivo no es hacer presentaciones de libros (aunque también los escribamos), sino estar, como decimos en nuestro manifiesto, “allí donde no se espera a la poesía, en lugares reivindicativos y donde se practica la desobediencia”.
Por último, hablando de, quizá, una de las últimas hipóstasis, en la antología “Disidentes”, parece en principio clara la idea programática, en la que hay unas figuras (no intento restar mérito a la poesía o la trayectoria de algunxs de esxs figuras, sino simplemente cuestiono esa idea programática, habitual en el fenómeno “antología”), y el resto parecemos, como en los castellers, integrando una nutrida base y haciendo piña para auparlos. Sin embargo, la analogía con el término catalán no parece muy indicada, puesto que la editorial, al menos eso ha manifestado el coordinador, no tiene previsto pasar por Barcelona. No sé si esto ocurrirá con otras “periferias”, si así fuera, creo que sería oportuno revisar el concepto. Creo que merecería la pena aunque sólo fuera por Barcelona, donde hay tanta buena poesía, comprometida y no comprometida. Pero seguramente no debemos ser los únicos. Sinceramente pienso que, ignorar la labor de los Bio-Lentos –que es el colectivo que, es lógico, mejor conozco– como parte integrante de la poesía comprometida, es como mínimo arbitrario: se puede observar en nuestra página el volumen de recitales que llevamos a cabo (hay semanas en que hacemos dos y hasta tres). Eso sí, como ya dije antes, nuestro principal objetivo no es hacer presentaciones de libros (aunque también los escribamos), sino estar, como decimos en nuestro manifiesto, “allí donde no se espera a la poesía, en lugares reivindicativos y donde se practica la desobediencia”.
En cualquier caso, esperamos la visita de
Mr Marshall, pero nosotros seguiremos haciendo lo que sabemos hacer. En mi caso
particular, y concluyendo la respuesta a tu pregunta, preferiría no estar
integrado en nada, aunque comparta, evidentemente, afinidades con determinadas
opciones. Creo que en nuestro caso, el de Los Bio-Lentos, más que esas
etiquetas que he nombrado, podríamos responder mejor a algo así como “poetas de
acción directa” (te doy otro titular), por nuestra forma de llevar la poesía a
la calle (no esporádicamente, sino como objetivo), y nuestra forma de vivir la
poesía, y la vida…
L.V-A la hora de escribir, ¿quiénes son tus referentes?
J.I-Leo toneladas
de literatura. También de poesía: de “la que se entiende” y de la que cuesta un
poco más (también el placer suele ser mayor). No voy a continuar discusiones
bizantinas (no tengo tiempo para eso), pero me parece un gran error esa
distinción y sobre todo la acostumbrada apología de la primera frente a la
segunda. Me parece que eso ha hecho bastante daño a la poesía en nuestro
idioma, y llevamos ya varios siglos en ello. Es como si, en música, se
denigrara el jazz, el rock progresivo, el blues, a cambio de subir a los
altares la música pop, todo ello exacerbado con las frecuentes presiones del
mercado y la literatura de consumo rápido. A mí todo eso me da igual, pero creo
que a puede dar lugar a confusión, o podemos crear tendencias que induzcan a la
gente a tomar la parte por el todo.
Ahora mismo estoy leyendo una antología de
poesía latinoamericana, otra de poesía portuguesa contemporánea, una pequeña colección
de poemas de Louis Aragon, una colección de poemas de mujeres de la beat
generation…
De joven leí mucho a los simbolistas
(Baudelaire, Lautréamont, Mallarmé, Rimbaud, Valery, Verlaine), creo que eso se
nota en mi primer poemario. Uno de los poetas que releo a menudo es José Ángel
Valente. El Dámaso Alonso de “Hijos de la ira”. Allen Ginsberg. Paul Celan.
Antonio Machado. Pessoa…
L.V-¿En qué estás trabajando ahora? ¿Qué proyectos hay
para el futuro?
J.I-Estoy trabajando en dos espectáculos, uno que ya mencioné, que aúna poesía
e imagen, “Poornie’s (de cómo los ricos se ponen cachondos con nuestras
desgracias)”, y “Paula o el llanto”,
poesía y música, la crisis vivida en
primera persona. Intento publicar tres libros de poesía que he ido escribiendo
a lo largo de los últimos diez años. Tengo un libro de cuentos por publicar,
otro de microcuentos, al menos otro de aforismos y uno de poesía visual.
Probablemente me deje algo. En fin, lo mejor está por llegar; no hay tiempo que
perder…
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