domingo, 24 de noviembre de 2013

365 HAIKUS Y UN JISEY DE JOAN DE LA VEGA



365 haikus y un jisey
Joan de la Vega
Rúbrica ed, 2012.
101 pp.
10 euros

Recuerdo que hace ya algún tiempo hablando con Joan de la Vega con motivo de la publicación de su poemario Una luz que viene de fuera, reseñado también en este blog, me dijo que había cambiado la política por la naturaleza. Fruto de ese contacto específicamente con la montaña nació su anterior poemario pero en estos haikus da buena cuenta de ello también. La naturaleza es en 365 haikus y un jisey el terreno en el que se organiza el poemario, es el motivo para escribir, el disparador creativo, la forma de obtener la libertad, el modo en el que Joan de la Vega encuentra su paraíso y se explaya contándonos todas las pequeñas cosas que ve en ella.

Dice la wikipedia sobre el concepto de haiku que: “Consiste en un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza”

Personalmente me importa menos la parte puramente formal. Sí me interesa mucho más la parte de significado y aquí el autor cumple absolutamente con lo que es un haiku. Una muestra (pag 10, haiku 15):

“Negros cipreses
nos dan la bienvenida.
Moran en paz”

Sin entrar excesivamente en el trasfondo filosófico del haiku si hay que destacar algunos aspectos del sentido del haiku que también se observan en los poemas de Joan de la Vega:

La descripción de fenómenos naturales o cambio de las estaciones:

“Arde la higuera.
Su aroma, un eclipse.
Dulce de mayo” (p.44, haiku 151)

O también en:

“Un rayo apunta
muy cerca y hace diana.
Su ira es la mía” (p.47, haiku 161)

La descripción de la vida cotidiana de la gente:

“Cortas la flor.
Empañas tus pulgares
de insensatez” (p.34, haiku 112)

O también en:

“Muere un jabato.
Lo acorraló el miedo
de los lanceros”(p.84, haiku 310)

El estilo de los poemas se basa en la sencillez y en lo sutil. Cantan a la libertad y a la eternidad.
Pero también los hay que se salen del guión tradicional y hablan por ejemplo de la poesía (metapoesía):

“Todo poema
no es más que ciénaga, humo,
Hambre de luz.” (p. 88, haiku 325)

Los hay que jugando con la paradoja hablan de la religión:

“Sólo el Buda
paciente oye el cantar
de los cantares” (p. 78, haiku 285)

El libro termina también con brevedad con un jisey que para los no avezados es algo así como una última voluntad o despedida. En Joan de la Vega es:

“Últimos días
A pesar del dolor
Soles y lunas” (p.101, jisey)


365 haikus y un jisey, arte y naturaleza en comunión.