viernes, 27 de diciembre de 2013

POETÍLICOS SOBRIOS DE MAG MÁRQUEZ Y ABEL EZEQUIEL PAISAJE



Poetílicos sobrios
Mag Márquez y Abel Ezequiel Paisaje
Ed. Karakartón, 2013
10 euros
76 páginas


Poetílicos sobrios no es simplemente un libro, en realidad, es algo mayor. Es un proyecto poético y escénico cercano al teatro. En este libro, sus dos autores tratan de recoger algunos de los poemas que han ido recitando o interpretando en sus numerosas actuaciones en el circuito poético de Barcelona. Sus poemas son pequeñas piezas para ser interpretadas. Son piezas con vocación oral, es por este motivo que el papel las constriñe. Y uno debe leerlas imaginando la entonación, los gestos, los altibajos de la voz de sus autores. Es así como yo he leído este libro, este poemario artesanal. Éste es otro de los aspectos a destacar, pues hasta la composición del libro sale de la norma. Está construido con los restos de cartón que han sido reciclados. Hecho a mano. Por eso debo de ser uno de los pocos afortunados que posee esta edición. Quizá habría que exigir a la editorial una nueva tirada. Pero prosigamos con lo que decía al principio. La poesía que contiene el libro es eminentemente oral, de ahí que la repetición sea tan importante. La repetición y el efecto de las voces que se superponen son esenciales. No se trata de leer el libro simplemente como se haría con cualquier otro poemario. Se trata de que se atrevan a ver una de las actuaciones de esta pareja y, a continuación, y habiéndolos escuchado, reciten como ellos estas palabras o, al menos, las repitan mentalmente con su entonación (No teman la reacción de los vecinos).
El poemario se construye como un espacio poético-teatral donde no faltan las acotaciones. Mezcla idiomas y sonidos, introduce el lenguaje de internet y el de los móviles. Pero, al final de todo, contiene la palabra con toda su fuerza (p.9):

“Cortan y recortan la memoria
para dejarla calva de recuerdos
para que confundamos la diestra con la siniestra,
la legalidad con la justicia,
la manipulación con el orden,
y olvidemos de dónde venimos (…)”

Destacan los temas sociales pero muchas veces tratados con un tamiz humorístico.

También lo cotidiano (p.11):

“No te das cuenta,
en la taza siempre queda
el poso de los días”

Y también en (p.12-13):

“Date cuenta,
que ese poso negro
no es más que el pozo
donde naufragan todos tus sorbos”

Da la impresión de que a veces quieren despertar las conciencias (p.47):

“allí donde queremos llegar hay tanta belleza
que un día despertamos y se nos rompe algo
al ver que estamos cuerdos de verdad
y todo aquello es una mierda
donde existen miserias como éstas”

Y a veces la desesperanza también nos trae algo de humor negro (p.55):

“póngame dos pizcas de determinismo histórico
a mi dos puntos más de share humano”

Pero en general el tono del poemario es más sarcástico-festivo (p.58):

“Y por eso reparte todas las hostias,
A trote y moche
A cal y canto
A diestra y a siniestra
Sin que se conozca mineral, vegetal, animal o humano
que se resista a tanta hostia, rehostia y malahostia celestial”

Pero sin olvidar la intención de alcanzar nuestras conciencias (p.67):

“entrar en una farmacia
pedir la píldora del día después
esperar a que amanezca
y suene el despertador
para que esto tenga algún sentido”


Poetílicos sobrios nos traen poesía fresca pero no vacía. Poesía que permanece y se hace poso,  como esa taza de café de todos los días.



lunes, 9 de diciembre de 2013

INOCENCIA DE PENELOPE FITZGERALD




Inocencia 
Penelope Fitzgerald 
Traducción: Pilar Adón
Epílogo: Terence Dooley 
Editorial Impedimenta 2013 
341 pág. 
22,75 €


Penelope Fitzgerald (1916-2000) fue novelista, poetisa, ensayista y biógrafa inglesa  aunque comenzó a escribir a una edad tardía. Perteneció a una familia de intelectuales: teólogos, literatos, criptógrafos. Ella fue educada en importantes colegios de Oxford, entre ellos Wycombe Abbey (el Eton masculino).

Publicó Inocencia en 1986. La novela transcurre en la Italia de 1950, concretamente en la Toscana, en Florencia. Chiara Ridolfi, la protagonista, acaba de salir de un internado inglés  y un tanto exclusivo. La joven pertenece a una antigua familia de nobles italianos venida a menos y un tanto peculiares. Es magnífica la explicación, al inicio de la novela, de la historia de la villa de la familia Ridolfi, la Ricordanza, conocida popularmente como “los Enanos”.

Todo comienza cuando Chiara le dice a su padre que se quiere casar con un médico, el doctor Salvatore Rossi, al que conoció en un concierto de música clásica.

Inocencia es una novela inteligente, sensual pero que provoca cierta dosis de ansiedad en el lector. Tendrá desde el primer momento la sensación de que la relación entre los protagonistas es absolutamente destructiva.

La escritora dibuja a los personajes con una carga psicológica importante, tanto a los principales como a los secundarios.

La protagonista, Chiara Ridolfi, es una mujer joven y hermosa pero muy indecisa: “Su manera de enfrentarse a lo que fuera que se le viniera encima quedaba a medio camino entre el entusiasmo y la timidez (…)” (pág. 37).

Salvatore Rossi es médico en el Hospital de San Agostino, especialista en neurología. Es un hombre trabajador e inteligente pero con un carácter tremendamente egoísta y egocéntrico. Su padre era comunista y amigo personal de Gramsci, de hecho es uno de los personajes que aparece brevemente en la novela. La visita al hospital que le hacen Salvatore y su padre cuando está cerca de su muerte marcará la vida del protagonista.

Penelope Fitzgerald hace una descripción muy acertada  de Salvatore: “Debía salir de Bolonia como un hombre al que no pudieran distinguir por nada, ni por su procedencia ni por su carácter; tenía que ser pura y simplemente el joven doctor Rossi, hecho a sí  mismo, capaz de tomar sus propias decisiones” (pág. 70).  

La filosofía de Salvatore: “Si haces lo que esperan de ti (…) dejarás de ser una persona especial. Como médico, debo saber lo que es lo normal y asumir que cualquier vacilación en esa normalidad es una señal de peligro. Como ser humano, debo hacer justo lo contrario.”  (pág. 69).

En toda la narración de Inocencia, Salvatore demuestra un carácter fuerte, dominante, incluso, en ocasiones, antipático pero intentará en todo momento estar junto a Chiara. Está obsesionado con ella. En cuanto a Chiara, al lector le apetecerá protegerla. Está enamorada y también hace lo imposible por estar junto a Salvatore.

Merecen especial atención los personajes secundarios: Maddalena, la hermana de Giancarlo Ridolfi y tía de Chiara, es una mujer singular. Es la responsable del Refugio para los Indeseados, o sea, ancianos y bebés: “Unos desdentados podrán convivir pacíficamente con otros desdentados” (pág. 20).

O Cesare, el primo de Chiara, encargado de Valsassina, la granja familiar, un hombre silencioso y asocial: “Nunca decía nada a menos que fuera absolutamente necesario. Para él la conversación no era en ningún caso una de las artes de la vida ni un entretenimiento (…)” (pág. 27).

Y qué decir de Barney, amiga de Chiara: una joven inglesa decidida y atrevida. Todo lo contrario de Chiara: “la quería por su habilidad para deshacerse de los obstáculos” (pág. 85).

Y entre todos los personajes está Italia y concretamente la Toscana. La luz, las casas señoriales, los viñedos. La calidez del paisaje se transmite en las palabras de la escritora. Es muy acertada la ilustración de la portada de la novela que hace la editorial Impedimenta.

Es muy aconsejable el epílogo de Terence Dooley, Amena Stanza, albacea y amigo personal de Penelope Fitzgerald. En él hace una extensa explicación sobre  la novela. De hecho  opina  que “Inocencia es la más hermosa de las tragicomedias de Penelope Fitzgerald” (pág.331).

Inocencia, de  Penelope Fitzgerald, es una buena elección para regalar en estas fiestas navideñas.