viernes, 16 de marzo de 2012

MEMORIAS DE JOSEPH GRIMALDI DE CHARLES DICKENS



Memorias de Joseph Grimaldi
Charles Dickens
Traducción, prólogo y notas de Eduardo Berti
Ed. Páginas de Espuma, 2011
284 pp
21 euros


Aprovechando el año Dickens, Páginas de Espuma saca al mercado estas Memorias de Joseph Grimaldi. Y yo que no he sido nunca aficionado al circo tomé con escepticismo inicial su contenido. Pero siendo Dickens su escritor decidí enterarme de la vida de este clown de origen italiano.

Grimaldi fue en su momento un payaso harto conocido en la Gran Bretaña y al que todavía se le tributan honores en determinadas fechas. En el siglo XIX, época en la que vivió, todo el mundo sabía quién era y tuvo un éxito notable, razón por la cual se le sigue venerando.

El libro cuenta, a caballo entre la biografía y el reportaje novelado, la vida de este clown. Por su forma de narrar me ha recordado aquel Diario del año de la peste de Daniel Defoe. Aunque a veces, este estilo, quizá demasiado detallado, lastra un tanto la narración y le hace perder interés en algunos momentos.

Nos encontramos ante las vicisitudes de un tipo desde su niñez. Uno aprecia la crueldad del tiempo que le tocó vivir y, asimismo, la dura educación que le dio su padre. Es su niñez una de las partes más interesantes del libro. Luego, su enfermedad. Una vida azarosa para la cual Dickens se convierte en un experto narrador.

Por aquel entonces, y según el prólogo, el trabajo de plasmar en libro la biografía de este payaso se encargó a otros que, incluso, llegaron a documentarse e iniciarlo, pero finalmente recayó en Dickens la responsabilidad, siendo éste, en aquel momento, un plumilla aventajado y periodista pero todavía no había llegado a ser aquel que al cabo del tiempo sería reconocido como gran escritor británico y universal.

En el libro hay grandes dosis de crueldad que Dickens narra con minuciosidad. A veces incluso demasiado prolijamente, sobre todo en las anécdotas. El autor recoge gran cantidad de curiosidades y de hechos, y dado que autor y biografiado apenas coincidieron en el tiempo –Dickens confesó haber asistido a una función de Grimaldi en su juventud, cosa que se cree que dijo más por no ser criticado que por corresponder a la realidad- no sabemos si corresponden en su totalidad a la información que le llegó o a la fértil imaginación del autor.

En un notable prólogo se da la visión de la época y la explicación de cómo el proyecto llegó a manos de Dickens para el que quiera recabar más información del momento, del libro y del proyecto.

La novela parece estar bien documentada en época, lugares y personajes, lo cual demuestra un minucioso trabajo por parte de Charles Dickens. Quizá por ese motivo, por celebrar el Año Dickens o por descubrir una obra bastante desconocida del autor, sea un tiempo adecuado para acercarse al mundo azaroso de este payaso británico al que todavía se le rinde pleitesía una vez al año, en el primer domingo de febrero en la Iglesia de Todos los Santos.

Recomendable a todos los dickensianos, a los curiosos y también por sus magníficas ilustraciones.

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