domingo, 22 de noviembre de 2009

LOS GIRASOLES CIEGOS DE ALBERTO MÉNDEZ


Los girasoles ciegos
Alberto Méndez
Ed. Anagrama, 2008 (reedición)
155 pp
13 euros


Es una lástima que el autor no viviera el éxito de su única obra, porque Alberto Méndez falleció en el 2004 sin ver cómo en el 2005 ganaba el Premio Nacional de Narrativa y el de la Crítica. Su obra, Los girasoles ciegos, que ya previamente había sido galardonada en un concurso literario, es una de esas pequeñas joyas que, muy de vez en cuando, uno descubre.


Cuatro historias que se engarzan siguiendo un trenzado perfecto, casi como los versos, la primera con la tercera, la segunda con la cuarta. Esa rima consonante sucede entre personajes e historias. Cuatro historias, que son la misma, la de los desgraciados, la de los perdidos, la de los derrotados. Son todos sus personajes unos derrotados, sean del bando que sean, porque sus historias personales, de sufrimiento y miserias, desgarran por dentro. Da igual el telón de fondo que es nuestra propia Guerra Civil, da igual que transcurra el tiempo, porque la vida de los personajes queda anclada en un momento perpetuo que destroza sus vidas, les inflinge el peor de los tormentos, la peor de las torturas, la más temida de las miserias. Y la virtud del relato es ese remover de tripas, asco y desazón de las historias. A veces estas pequeñas tramas personales acaban explicando mejor la guerra que cualquiera de los libros de texto que actualmente se pueden adquirir sobre la misma.


No se lo pierdan.

CUESTIÓN DE OLFATO DE SPENCER QUINN.


Cuestión de olfato
Spencer Quinn
Ed. Viceversa,2009
307 pp
17,50 euros


La agencia de detectives Little se compone de dos detectives: uno humano, Bernie, y otro canino, Chet. Bernie está pasando por un momento económico y sentimental difícil después de su divorcio. Chet es un perro, pero no un perro cualquiera, es un perro entrenado en una escuela de policía y es, justamente, el que cuenta la historia aunque él no habla. Es un perro inteligente, capaz de entender la filosofía de vida de los humanos aunque no comparta necesariamente sus actitudes. De hecho, le gustan las cosas más simples: los bistecs . sobretodo, las hamburguesas, las salchichas y el olor de su amo.

La novela comienza cuando una madre desesperada contrata a la pareja de detectives, Bernie y Chet, para investigar la desaparición de su hija, una chica adolescente.

El libro cuenta con todas las características básicas de una trama detectivesca: intriga, acción y delincuentes sin escrúpulos .Pero lo que lo hace diferente es el punto de vista del perro. No entiende algunos de los comportamientos que tienen las personas. Y extrae sus propias conclusiones ante la vida y en su trabajo. Fiel a su amo, le seguirá ciegamente sin cejar en sus propósitos en esta relación de respeto mutuo entre ambos.

Es una novela entretenida, muy amena y en la que la acción te lleva a no querer dejar de leerla hasta el final. Todo a través de una narración muy simple pues es contada por un perro. Muy aconsejable para los lectores jóvenes.

Pilar I.

jueves, 5 de noviembre de 2009

ESTAMPACIONES DE ALENA COLLAR


Estampaciones
Alena Collar
Ed. Policarbonados, 2009
95 pp
10 euros

Alena Collar (1960) ha escrito un libro extraño, un libro de los que actualmente no se escriben. La autora tiene una mirada que se posa indistintamente sobre personas, objetos y situaciones con idéntica naturalidad. A veces no le hace falta que lo que cuente tenga mucha substancia narrativa porque lo verdaderamente evocador, lo que llega al lector, es ese peculiar punto de vista, unas veces melancólico, otras tantas hilarante, casi siempre tierno y entrañable.

Estampaciones contiene un conjunto de historias que, a veces son una foto fija, otras una pequeña narración y otras una trasposición narrativa de una substancia eminentemente poética.

Leyendo Estampaciones se percibe un aroma a tiempo perdido. Lo cotidiano se hace objeto literario. Alena maneja con maestría la suspensión de la acción y del tiempo y en la narració suele situarse como una particular observadora de la realidad. De este modo, y ya que lo que cuenta no es más que lo que ve, aprovecha el gran caudal de lenguaje y describe con eficacia y exactitud cada momento y cada estampa.

Los que buscan encontrar grandes historias de acción no se sentirán cómodos en el libro de la autora, tan sólo lo harán quienes son capaces de detener el tiempo para contemplar el aleteo de una mariposa, el arrebol del cielo o el transcurrir lento de un anciano y su bastón.

Uno de los primeros relatos, Presa, ya da la medida de los caminos que decide explorar Alena Collar. Y para el desarrollo del argumento incluso pide la colaboración del lector, un relato provocador que pretende obtener una lectura activa, un feed-back posterior.

Tampoco tiene dificultad en tratar temas más o menos actuales o que le preocupan: la pérdida de los sueños o de la inocencia en El ángel, la soledad de los ancianos en La residencia, la incomprensión intergeneracional en Asomada al balcón, el anticatalanismo indirectamente en Transterrado, la eutanasia en Como las flores, la culpa en Mañana no irá al concierto, incluso la televisión en Confusión.

Otros relatos que revelan la maestría de la autora escribiendo son El callo y Una palabra tuya, donde Alena Collar se desliza sobre el texto explorando las diversas posibilidades y añadiendo siempre una vuelta de tuerca más.

A destacar especialmente dos relatos. Uno, El tuteo, por la magnífica forma de llevar los diálogos y por conducirnos entre dos situaciones y Mañana no iré al concierto, por la ternura inherente, por el desarrollo de la sensación de pérdida y la culpa hiriente que deja a su paso. Por esa introspección tan terrible que tan bien lleva durante todo el relato hasta su conclusión.

En definitiva, Estampaciones no dejará frío al que tiene un corazón caliente.