martes, 1 de septiembre de 2009

UNAS COSAS Y OTRAS/SÓLO EL AZUL DE CARLOS PINTO GROTE


Unas cosas y otras/Sólo el azul
Carlos Pinto Grote
Ediciones Baile del Sol, 2009
92 páginas
9 euros

Ediciones Baile del Sol nos presenta la reedición de dos poemarios del poeta y escritor Carlos Pinto Grote. Estos dos poemarios ya fueron publicados en los años 70. En el prólogo del libro, Leopoldo de Luis hace mención a la insularidad como separación. Separación física por mar que debiera unirnos más que distanciarnos. Hace hincapié en este concepto que es casi como el aislamiento histórico del que hablaba Unamuno al referirse a las Islas Canarias. Es cierto que la poesía canaria escasamente ha empapado la península. Y Pinto Grote es uno de aquellos autores que son ampliamente conocidos en Canarias, incluso por los no lectores de poesía, y bastante desconocido en la Península, incluso entre los lectores de poesía. Esta injusticia histórica probablemente debida a un cierto desinterés por lo que allí acontece deberá ser alguna vez reparada.

En estos dos poemarios, distintos y, al mismo tiempo, tan heterogéneos, el poeta se acerca a algunos de los temas clásicos de la poesía. Así hay algunos de temática amorosa entre los que destaca Los amantes. Con una perspectiva del amor alejada de todo romanticismo y al mismo tiempo desde la sabiduría de la reflexión y de cierta postura estática y contemplativa pero no por ello lejana. Destacar especialmente la parte V en la que el poeta analiza las sensaciones que se producen ante el inminente regreso de la amada:
Cuando la espera crece
abrimos la ventana y la puerta,
corremos el menor ruido,
miramos hacia arriba y hacia abajo
y nos precipitamos al oír unos pasos.

Y una vez que ella llega:

Luego, ella entra despacio, sencilla y clara,
diciendo si esperamos
y decimos que no
porque ya nada importa.

Otro de los poemas destacables habla del dolor y de la muerte. Su título, El perro:
Era un perro pequeño.
Allí, en el centro de la carretera.
Y miraba con el asombro y la ternura
del animal que va a morir.


Y en la descripción hay tanto de dolor como de ternura en la mirada del que muere, tanto del territorio de la inocencia nunca abandonada:
Y quieto se llenaba de nada
mientras los prados se extendían frente a él
inalcanzables.

Y también de los recuerdos ya perdidos para siempre:
Ahora, una vaga memoria de manos infantiles,
de amor, de olores apetecibles, iba llegando.
Y se adormecía.
Exquisita ternura para hablar de un hecho tan luctuoso como la muerte.

Y otra aproximación a los sentimientos de un condenado en el poema que se titula El condenado:

Alguna vez me desespero
y pregunto a mi carcelero invisible
cuándo llegará el día de la libertad definitiva.
en el que no rehuye el uso de la paradoja para mostrar el dolor del encierro:
y hacer sus confidencias a un condenado
que en algún momento de desespero,
le ha preguntdo por el día
de la libertad definitiva.

En definitiva un libro heterogéneamente exquisito, cercano y certero que nos vuelve a mostrar el gran talento poético de un escritor ya consagrado en el panorama canario y al que de vez en cuando, como con esta publicación, vale la pena retornar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario