miércoles, 26 de agosto de 2009

ENTREVISTA A FRANCISCO PALACIOS CHAVES


Francisco Palacios Chaves es el autor de Juan Cacho o un cacho de Juan. Nos citamos con él en un bar conocido, Dos Tercios del Quinto, para hablar de su libro.


¿De qué manera nace el personaje de Juan Cacho?¿Es tu alter ego?¿Se parece a ti?


Juan Cacho nació al principio siendo un detective privado de poca monta, un buscavidas al que le caía un trabajo de casualidad. Pero cuando llevaba 40 páginas escritas, el personaje y la acción se pararon en seco; no era capaz de hacerle moverse ni de hacerle hablar como yo quería. Juan Cacho se quedó plantado en medio de un pasillo, con los brazos en jarras, mirándome a los ojos y gritándome que así no íbamos a ninguna parte. Así que desandé lo andado y cambié por completo el planteamiento de la novela. Me decidí a escribir de lo que conocía, de las situaciones que podía controlar, de lo que me era cotidiano. Y a partir de ahí Cacho se dejó hacer, y me fue guiando todo el camino.No es exactamente mi alter ego, pero tiene muchas cosas de mí; los que me conocen me identifican con Cacho. Los dos somos licenciados en Matemáticas, los dos dimos clases en una academia, los dos tenemos una madre que habla por los codos, aunque determinados aspectos de su personalidad me son ajenos por completo, como su éxito con las mujeres o sus alocadas teorías matemáticas. Pero sí, se parece a mi bastante. Podríamos pasar por familiares sin problema.


¿Cuáles son tus referentes literarios?


No tengo unos referentes literarios concretos; me gusta mucho el humor, ya sea escrito, en cine o en televisión, y esos sí que pueden ser mis referentes. Me gusta las elegancia de Woody Allen, el cinismo de Groucho Marx y el absurdo de los Monty Python. Quizás esos sean mis referentes. Algunos amigos me han comparado con Sharpe o Eduardo Mendoza, pero se encontraban en un lamentable estado de embriaguez.



¿Piensas que la literatura humorística es un género menor?


En absoluto. Hacer reir es muy complicado, y hacerlo en un libro lo es aún más, puesto que no podemos ver la mueca, el tropezón o el tartazo en la cara. No creo que ningún género literario sea menor; merece mi más profundos respetos hasta el que escribe las etiquetas de los champús. Nadie podría decir que el terror es un género menor sin menospreciar a Poe, o que lo es la ciencia ficción sin tirar por los suelos a Bradbury. Crear necesita de un esfuerzo intelectual y físico, y todos merecen respeto. Otra cuestión es si se produce algo de calidad o no es más que un producto de marketing... pero esa es otra historia.


¿Cuál es tu concepción literaria?


Para mí la literatura es muchas cosas a la vez: es un divertimento, me lo paso muy bien escribiendo y leyendo, sobre todo cuando escribo. Es una manera de evadirse, de escapar de la rutina diaria, aunque a veces nos meta de lleno en las rutinas diarias de otros. Y creo que debe escribirse para la gente, contar historias que emocionen al lector, que lo enganchen, que se olviden de que van en el bus o en el metro mientras tengan ese libro abierto. Creo que se deben escribir historias que sean cercanas al que las va a leer, aunque la acción transcurra en la galaxia Omicrón Persey 8 o en un templo cátaro; sea donde sea y cuando sea, el ser humano y sus pasiones, vilezas y grandezas son intemporales.Lo que me apena un poco de la literatura de hoy en día es que se pueden llenar las estanterías de una librería con la obra de un cualquiera, cuyo único bagaje es haber salido en la tele puteando a Periquito de los Palotes, o haber enseñado las tetas en el Interviú. Para esos no hay problemas a la hora de buscar un editor. Y hay muchísima gente que escribe textos de calidad que no los ven salir a la luz.


¿Por qué en un momento determinado la novela cambia de rumbo?


Ese cambio de rumbo en la novela estaba destinado a estar más al principio, y no donde lo está ahora. Fueron los propios personajes los que me hicieron atrasarlo un poco, los que me decían "Espera, espera, un poco más". Y ellos mandan. Ese giro es el núcleo de la novela, el suceso que marca las vidas de sus personajes, al menos en esa franja de tiempo en la que transcurre, y que nos hace ver aspectos que en otras circunstancias no descubriríamos. Intento que sea un giro inesperado, algo que deje al lector totalmente despistado y que le haga seguir y no parar de pasar páginas.



¿Te consideras un escritor de brújula o de mapa?


Creo que cada uno escribe como vive; soy un tipo bastante desordenado y caótico. Y no podría escribir siguiendo un mapa; me sentiría encasillado, encerrado. Prefiero saber de donde salgo y adonde quiero llegar; el resto del camino lo iré descubriendo a cada paso. No es que me marque un punto de salida y una meta; tengo entre ambos más puntos colocados, pero no tengo ni puñetera idea de cual es el camino que me va a llevar de un punto al siguiente.


¿Habrá una segunda parte de Juan Cacho o un cacho de Juan?


La habrá; ahora mismo estoy embarcado en ella. Al terminar Juan Cacho o un cacho de Juan quedaron sueltos muchos cabos en las vidas de sus protagonistas, y esta segunda parte los quiere ir, si no cerrando, al menos desarrollarlos un poco más. Y por supuesto, habrá más intriga, sexo inacabado, travestismo, persecuciones, malos entendidos, y sobre todo infinidad de aprietos para el pobre de Juan... El título no lo tengo aún muy claro. Al principio lo llamé "La Ruleta Rusa", pero por ahora va ganando "Las No Tan Vírgenes Casi Suicidas". Eso si no se me enfada la niña de Coppola.


¿Antes de que tu editorial actual te publicara, enviaste tu novela a alguna de las consideradas grandes?


A ver... La verdad, jamás pensé que podría publicar mi novela, pero muchas personas que leyeron el borrador me empujaron a que la mandara a editoriales. Total, que vas a perder. Y bueno, uno en el fondo tiene su orgullo y sus sueños, así que, qué demonios, empecé mandándola a Planeta, A Random House... a los grandes. Pero cuando recibes los manuscritos con las páginas aún pegadas por la electricidad estática de la fotocopiadora, te das cuenta de que has hecho el tonto. Así que desistí de seguir intentándolo en las grandes y pasé a las más modestas. Y una de ellas, Bohodón, se fijó en mí y... El resultado ahí está. Mucho más de lo que esperaba cuando empecé a escribirla.


¿Cómo te planteas tu futuro literario?


No he llegado a plantearme un futuro literario. Desde luego que sueño con ser un escritor famoso, con su columna en un periódico, dedicado a dar charlas a jóvenes estudiantes, e incluso a ser ese famoso que aparece de vez en cuando en alguna tertulia televisiva para darle un poco de caché a lo que no es más que un montón de excrementos. Pero escribir para mí es, ante todo, un divertimento, y si empiezo a marcarme metas, dejaré de divertirme, y ya no le cogeré el gusto a aporrear el teclado. Eso sí, estoy abierto a que Banderas haga la película. Gracias por todo, Antonio.


En tu novela utilizas mucho el tópico, la frase hecha, el retintín. ¿Es un recurso estilístico buscado?


No, no es algo que busque o que fuerce. Escribo como hablo, o como hablan los que me rodean. A veces sé que abuso de ese recurso, pero es algo que me salió así. Se lo llegué a plantear a los editores, retocar algunas partes y eliminar determinadas frases, pero no quisieron. Me dijeron que perdería parte de su frescura y, oye, ellos son los que saben, quién soy yo para llevarles la contraria. Sé que el uso del tópico o la frase hecha puede restarle algo de valor literario, pero por otro lado, usar ese lenguaje, esa manera de expresarme hace que sea más cercano, más próximo al lector. Y si es así, si es eso lo que consigo, ya te digo que no ha sido buscado, sino una feliz coincidencia.


En tu novela las mujeres tienen un papel fundamental: Amparito,Nieves,la madre de Juan, etc... ¿Pensaste en algún modelo de mujer para escribir?


Creo que las mujeres tienen un papel fundamental en la vida de cualquier hombre; nuestra madre nos marca en la niñez, en la adolescencia nos hacen perder el resuello, y en la madurez ni te cuento. Así que, como no podía ser se otra manera, las mujeres tienen ese papel en la vida de Cacho, tanto en positivo como en negativo. Y como todos los personajes que rodean a Juan, las mujeres que aparecen en la novela tienen algo de las que me han rodeado o me rodean en la actualidad. Hay alguna ex alumna, alguna que otra amiga, un par de vecinas... Lo malo es que por poco no pierdo las amistades con mi madre...

¿Cuánto de verdad hay en tu novela?


¿Cuánto es verdad y cuánto ficción? Pues a partes iguales. Me gusta contar lo que he vivido y plasmarlo, a veces de forma textual, a veces enriquecido con la fantasía de uno mismo, cambiando algunos detalles para que sea más cómico. El resto, lo que no ha sido vivido, son ese tipo de situaciones en las que te hubiera encantado estar, como la ducha con Amparito, por ejemplo. Una pena que eso no haya sido real, aunque acabara así... Hay mucha verdad, no ya en lo que sucede, sino en los personajes, en la forma en la que viven, en sus experiencias, en cómo desarrollan sus vidad cada día, en su manera de expresarse, de sentir, de echarle un par de pelotas a la vida. Ahí es donde más verdad hay.

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